sábado, 27 de febrero de 2010

Níger. Un golpe más para África

Otro golpe de estado se produjo en África subsahariana. Esta vez Níger, una de las naciones del continente africano más pobres y con una institucionalidad republicana débil y no alejada de tensiones intestinas y pujas de poder entre sectores políticos y económicos. La Unión Europea y Estados Unidos hicieron un llamado al orden y al regreso inmediato a la “vida democrática”. Lo que se sabe en estos momentos es que el presidente Mamadou Tandja, teniente coronel retirado, fue depuesto y todo es incertidumbre.

Los cables y agencias de noticias internacionales nos informan que en el día 18 de febrero del corriente año 2010 un golpe de estado triunfó en Niamey, la ciudad capital de Níger. “ El presidente de Níger, Mamadou Tandja, y sus ministros se encuentran retenidos por los soldados amotinados que este martes dieron un golpe de Estado en ese país africano”, nos informa el diario español El País. La agencia Reuters añade que “el coronel Goukoye Abdul Karimou, portavoz de la junta militar autodenominada Consejo Supremo para la Restauración de la Democracia, ha anunciado a través de la televisión estatal la suspensión de la Constitución y la disolución de todas las instituciones, lo que significa que el golpe ha triunfado”. Meses atrás las tensiones políticas venían siendo protagonistas en este país y Tandja, con una popularidad creciente y reciente, pateó el tablero y quiso proponer una reforma constitucional para extender su mandato. Otra vez el problema endémico de la reelección y un líder supuestamente querido por su pueblo es derrocado por militares al parecer serviles a que no se viole el orden institucional, lo que equivale al status quo de Níger.

Pero, ¿qué llevó a esto? El historial de Níger no es para nada alentador. Colonia francesa desde los siglos XVIII y XIX, logra la independencia de París en el célebre “Año de África” para la ONU el 3 de agosto de 1960. Hamani Diori fue su primer presidente, un pro occidental en la era bipolar de guerra fría. Fue derrocado por militares en 1974 bajo el liderazgo de Seyni Kountché. Tras varios intentos fallidos de golpes de estado, en 1983, Kountché formó un Consejo Legislativo de Ministros compuesto enteramente por civiles, presidido por Oumarou Maname. Muerto Kountché en 1987, fue reemplazado por su aliado Ali Seibou quien consolidó su posición durante los últimos años del decenio de 1980. Luego se crea el poderoso Movimiento Nacional para el Desarrollo Social (MNSD) que lo convertiría en el único partido legal.

Era de esperarse que Níger siempre estuviera en buenas relaciones con Francia, la ex metrópolis y Washington ha monitoreado de alguna forma su economía. ¿Por qué? Grandes reservas de uranio hay en Níger y desde 1970 Francia ayudó a su ex colonia en su extracción para ser vendida a Francia y Estados Unidos, dos potencias nucleares de Occidente. El resto de la economía es agrícola con explotación precaria de mijo, cacahuates, tomate, arroz, maíz y sorgo. Hacia mediados del decenio de 1980 el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, quienes siguiendo sus tradicionales medidas de cambios estructurales, impusieron exigencias que en el caso de los trabajadores de la administración iban a suponer la congelación salarial durante dos años, con el consiguiente aún mayor empobrecimiento. Sindicatos y estudiantes reaccionaron contra estas medidas y las huelgas y manifestaciones a las que unían la exigencia de libertades políticas se extendieron por todo el país, siendo reprimidas con brutalidad en muchas ocasiones. En 1993 se celebrarían las primeras elecciones libres dando la victoria a la coalición de seis partidos que se presentaron con el nombre de Alianza de Fuerza para el Cambio. Pero el orden neoliberal ya se había impuesto para quedarse largo tiempo. En el medio de todo esto hubo una guerra civil no declarada contra los Tuareg del norte del país que asoló en los años 1993-1994. El gobierno democrático sería derrocado en 1996 por un golpe militar dirigido por el coronel Ibrahim Baré Mainassara que se comprometió a devolver el gobierno a los civiles. Mamadou Tandja llegaría a la escena nacional de Níger en diciembre de 1999 cuando gana las elecciones; sería reelegido en el año 2004 y en 2009 se le ocurrió la idea de la reelección ilimitada. A Occidente no le agradó, tampoco a los sectores militares conservadores y el establishment del uranio. Pronto la Unión Europea aplicó sanciones económicas.

El ensañamiento contra Tandja viene por muchos motivos. Nos informa la agencia Afrol News que “hasta el año 2009 Tandja contaba con un alto nivel de popularidad y se hizo conocido por estar dedicado al desarrollo económico de los países empobrecidos. También a nivel internacional, Tandja fue reconocido por su presidencia de la CEDEAO en el periodo 2005-2007 y en su papel activo como mediador en varios conflictos regionales, en particular la crisis de sucesión política en Togo”. Pero según la prensa occidental el pueblo se fue alejando de Tandja porque quiso violar la Constitución Nacional que no permite la reelección ilimitada.

Pero Occidente tenía motivos más apremiantes para hacerle la vida imposible al gobierno de Tandja, que lejos de ser un progresista, quiso establecer otras relaciones internacionales para Níger. En julio de 2008 el gobierno de Tandja hizo un acuerdo petrolero muy jugoso con China. La potencia asiática prometió en aquel entonces que invertirá 5 mil millones de dólares en Níger en los próximos tres años para desarrollar la producción de petróleo. Pero los chinos y Tandja fueron más lejos y también abordaron el tema de la explotación minera y de uranio. No tardaron en aparecer grupos civiles y defensores de derechos humanos criticando el acuerdo con los chinos porque se trataba de aliarse a una “dictadura”. Occidente orquestaba la inestabilidad política contra Tandja para volver a la normalidad. Los militares hicieron lo suyo el 18 de febrero de 2010: el golpe de estado como aprendices de brujo de los mentores occidentales.

Níger, un país de más de 12 millones de habitantes, en su mayoría musulmanes de la rama suní (el 90 %), vive una etapa de mucha incertidumbre y otra vez Occidente contribuyendo a la inestabilidad política y al tablero de ajedrez a su favor. Entre los siglos X y XIX, fue hogar del poderoso reino Hausa; ahora es presa de la globalización occidental que convierte a África subsahariana en la región más inestable y empobrecida del planeta.

fuente: Mauricio D. Idrimi recogido en Rebelión

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